martes, 24 de febrero de 2009

Evangelio y bendición del Miércoles de Ceniza 25-02-09

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (6, 1-6.16-18)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa.Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
No se dice Credo.
Bendición de la Ceniza
Después de la homilía, el sacerdote, de pie y con las manos juntas, dice:
Hermanos, pidamos humildemente a Dios Padre que bendiga con su gracia esta ceniza que, en señal de penitencia, vamos a imponer sobre nuestras cabezas.
Y después de un breve momento de oración en silencio, prosigue:
Oración
Señor Dios, que te apiadas de quienes se humillan y concedes tu paz a los que se arrepienten, escucha con bondad nuestras súplicas y derrama la gracia † de tu bendición sobre estos siervos tuyos que van a recibir la ceniza, para que, fieles a las prácticas cuaresmales puedan llegar, con un alma purificada, a celebrar la Pascua de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

O bien:
Oración
Tú que no quieres la muerte del pecador, sino su arrepentimiento, escucha, Señor, con bondad nuestra súplicas y bendice † esta ceniza que vamos a imponer sobre nuestra cabeza en reconocimiento de que somos polvo y al polvo hemos de volver, a fin de que el ejercicio de la penitencia cuaresmal nos obtenga el perdón de los pecados y una vida nueva a imagen de tu Hijo resucitado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Y rocía la ceniza con agua bendita, sin decir nada.

Imposición de la Ceniza
En seguida, el sacerdote impone la ceniza a todos los presentes que se acercan a él, y dice a cada uno:
Arrepiéntete y cree en el Evangelio.

O bien:
Acuérdate de que eres polvo y
al polvo has de volver.
Mientras tanto, se entona un canto del salmo 50 u otros cantos de carácter penitencial apropiados.
Terminada la imposición de la ceniza, el sacerdote se lava las manos.

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